Jetzt weiß ich, was ich vermisse…

No dejo de pensar en cómo se verá la vida desde mi ventana allá en mi tierra estos días. El ajetreo de las mañanas, con los obreros trabajando para ensanchar las calles, o para poner nuevas baldosas (quién sabe), los señores dando su paseo matutino y admiranmdo las obras, las señoras haciendo sus compras en el (super)mercado, hablando de sus cosas en corrillos en medio de la calle o de la carretera, las voces de los niños en el colegio en su tiempo de recreo, jugando, la brisa fría llena de olores otoñales que presagian la pronta venida de la Navidad, como el rico aroma de las castañas horneadas, hmmmm…

Cuando la tarde cae, los abuelos, aitas y amatxus recogen a sus niños del colegio, y con una rica merienda les llevan un rato al parque y luego de nuevo a casa, al calorcito, las señoras hacen sus últimas compras del día, y el bullicio de la mañana se amedranta poco a poco para dar lugar después a un baño de luces anaranjadas que juegan con los viadantes.

Y cuando llega la noche, y la nariz roja del frío de la calle ha vuelto a su color habitual con el calor de casa, desde mi ventana veo las luces de los faros allá a lo lejos, en el mar, cuchicheando entre ellos, y el ronroneo de la ciudad cesando lentamente. No dejo de pensar en ello últimamente.


2 thoughts on “Jetzt weiß ich, was ich vermisse…

  1. ¡Yo te echo de menos a ti, morena, con tus bolsos gigantescos, tus fulares y tu nariz roja y helada! 🙂 Pronto Portu te recibirá con esas luces titilantes y tristes, con las voces familiares de aitites y amamas, de niños que cargan mochilas más grandes que ellos.

    Kilómetros abajo tu casita sigue esperando! 🙂

  2. Qué razón tienes, esto ya huele a Navidad. Lo mejor de la Navidad es el frío, ¿que no?
    Como dice Ira ya te queda poco para verlo con tus propios ojos (otra vez)

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